Desde el acústico más puro hasta la mezcla de melodías electrónicas, distorsiones en la voz, grabaciones en mitad de otros poemas, referencias musicales de todo tipo de género y voz en silencio, Elvira Sastre ofrece junto a su músico, Manu Míguez, un espectáculo difícil de definir. Yo no quiero ser recuerdo no es un recital al uso, no es un concierto de un músico: es una explosión de dos artes que, sin límites, confabulan a favor de un espectador que, anhelante y dispuesto, siempre sale del espectáculo siendo otro.